En las proyecciones más recientes del Banco de Guatemala (Banguat) el Producto Interno Bruto (PIB) guatemalteco crecería en un 4% (con un límite superior de 5% y un límite inferior de 3%) en 2025, siendo la segunda economía que más crecimiento en América Latina, únicamente por detrás de Argentina, la cual tendrá un crecimiento rebote en el año, luego de dos años consecutivos de decrecimiento en 2023 y 2024. A su vez, las proyecciones para el 2026 son de un crecimiento en la economía guatemalteca del 3.9% (con un límite superior de 4.9% y un límite inferior de 2.9%). Si bien es casi una certeza que el PIB guatemalteco crecerá en aproximadamente un 4% en 2025, para el 2026 el rango de proyección de entre 2.9% a 4.9% de Banguat dependerá de varios factores. Factores que pesarán en 2026 es la eliminación de la mayoría de aranceles para productos guatemaltecos enviados a Estados Unidos, a su vez, la imposición de un impuesto a el envío remesas familiares procedentes de Estados Unidos también tendrá un efecto en la economía.
Desde el 2018 el ingreso de Divisas por Remesas Familiares en Guatemala ha aumentado considerablemente, en 2018 ingresaron 9,288 millones de dólares, mientras que en 2024 el monto fue de 21,510 millones de dólares estadounidenses. Sin embargo, la incertidumbre migratoria en Estados Unidos hizo que muchos trabajadores enviaran más dinero a sus familias por precaución, anticipando posibles cambios que afectaran su estabilidad laboral o su permanencia en el país. Ese clima de duda llevó a priorizar el ahorro familiar en Guatemala, lo que elevó de forma considerable el flujo de remesas durante 2025. El Banco de Guatemala estima que en 2025 ingresarán 24,522 millones de dólares en remesas familiares, lo cual representa un incremento del 164% en comparación a unos años atrás en 2018. Por su parte, para el 2026 la proyección de ingreso de remesas familiares en Guatemala se sitúa en 25,748 millones, lo cual sería una cifra mayor a lo registrado este año. No obstante, el impuesto del 1% al envío de remesas, combinado con una mayor estabilidad migratoria en Estados Unidos, podría hacer que muchos migrantes envíen menos dinero porque cada transferencia les costaría más. Además, si la situación se normaliza, las familias podrían recibir menos apoyos extraordinarios, lo que reduciría el total enviado en 2026 frente a 2025.
