La preocupación por perder empleos a causa de la tecnología no es nueva, ya en los años de 1930, en plena Gran Depresión, ese miedo estaba presente. El avance de las máquinas generaba inquietud sobre su impacto en el trabajo humano, y figuras como John Maynard Keynes advertían sobre el desempleo tecnológico. Karl Compton, presidente del MIT en esa época, respondió con una reflexión más equilibrada, reconocía que la tecnología desplazaba empleos, pero también generaba nuevas industrias y oportunidades. A su juicio, el progreso técnico había aumentado el empleo total al hacer productos más accesibles y abrir nuevos mercados. Sin embargo, también subrayó que el impacto no era igual para todos, quienes perdían sus trabajos sufrían de inmediato, aunque el sistema económico se ajustara con el tiempo. La innovación traía beneficios colectivos, pero también un alto costo personal para los trabajadores desplazados. Karl Compton sostenía que ignorar ese sufrimiento era un error y que hacía falta actuar con políticas públicas para acompañar el cambio.
Resurgimiento del miedo al desempleo tecnológico en la era de la IA
Décadas después, los temores resurgen con la inteligencia artificial y otras tecnologías digitales que transforman industrias a gran velocidad. En los 1960, el economista Robert Solow también intentó calmar las aguas, señalando que no había evidencia de que la automatización llevara al desempleo masivo. Se reconoció que ciertos tipos de empleo podían desaparecer rápidamente, dejando a muchas personas vulnerables. Hoy vivimos algo similar, la inteligencia artificial está alterando no solo fábricas, sino oficinas, transporte y servicios y aunque se habla de productividad y eficiencia, también se teme por millones de puestos de trabajo.
El desempleo tecnológico: un riesgo creciente con la automatización
El desempleo tecnológico no es inevitable ni permanente, pero sí puede causar sufrimiento real si no se acompaña con buenas decisiones económicas y gubernamentales. El desempleo tecnológico actual ha ocurrido y se está agudizando dado que robots e inteligencia artificial reemplazan trabajos que antes hacían personas, especialmente en tareas repetitivas o manuales. A medida que las empresas automatizan más procesos, muchas personas pueden quedarse sin empleo y necesitar aprender nuevas habilidades. Aunque se crearán nuevos trabajos, no todos podrán adaptarse tan rápido como avanza la tecnología.